El concepto de “facho pobre” esconde varios elementos
constituyentes que son desconocidas a quienes hacen circular el término. Lo
cierto es que esta categoría político-antropológica es el producto de las
relaciones de dominio y de la subordinación ideológica, según las definiciones
conceptuales de Nikolas Poutlantzas en su obra “Las clases sociales en el
capitalismo actual”. En esta línea, si queremos adentrarnos en conocer lo que
está detrás de la designación del “facho pobre”, debemos comenzar por definir el
concepto de determinación estructural de las clases sociales que trabaja
Poutlantzas. La persona que es definida como “facho pobre” ocupa un lugar en la
división del trabajo, que es una existencia marcada por “relaciones de
producción y lugares de dominación- política e ideológica”. Esta práctica,
según Poutlantzas, es la posición coyuntural de clase, a la cual las personas son
arrojadas involuntariamente, donde se concentra la “individualidad histórica
siempre singular de una formación social”.
El “facho pobre” no es un dueño del capital en el sentido
que analiza Marx, sino que tiene una posición de subordinación como asalariado,
pero mantiene y reproduce una visión de mundo igual o aproximativa a la del dueño
del capital (la burguesía), lo que en otras palabras se conoce como alienación,
la separación del hombre consigo mismo frente a la realidad concreta que
producen las relaciones prácticas. “Una clase social, o una fracción o capa de
clase, puede no tener una posición de clase correspondiente a sus intereses
circunscritos ellos mismos por su determinación de clase como horizonte de
lucha. El ejemplo típico es aquí el de la aristocracia obrera, que tiene
precisamente, en las coyunturas, posiciones de clase burguesas”, dice
Poutlantzas, aclarando que esto no significa que se vuelvan parte de la
burguesía estas posiciones, lo que se conoce vulgarmente como un
desclasamiento, pues se opone la posición coyuntural de clase con la
determinación estructural de clase.
En la posición de clase se encuentran los elementos
políticos e ideológicos que conforman el discurso del “facho pobre”, el cual
está estructurado no en base a un sistema de ideas, sino que a prácticas
materiales, como bien explica Poutlantzas. El conjunto de prácticas materiales
del “facho pobre” es su nivel de pragmatismo que construye en torno a su
existencia inmediata (personal, familiar, grupal y laboral) y a su visión que
tiene respecto a la sociedad (orden público, opción político-partidista,
identificación cultural), el que también está determinado por el aparato
económico (la división social del trabajo), como reproductor ideológico.
Al “facho pobre” se le achaca tomar la posición de los
dueños del capital en circunstancia de que no es un propietario del recurso
generado, siendo esta una de las características de la alienación generada por
la lógica del trabajo del capital, descrita por Marx en los Manuscritos
Económicos-Filosóficos de 1844.
En este sentido se puede plantear que la figura del “facho
pobre” es un mecanismo de defensa frente a la inestabilidad que genera el
propio dinamismo del capital, el que también se ve reforzado a nivel simbólico
por las relaciones de dominio que, en Chile, tienen la constante histórica del
binomio latifundio-peonaje, con este último actor subordinado al primero sin
mayores cuestionamientos, debido a que el latifundista constituye la referencia
que permite la existencia o más bien la subsistencia del peón. El
terrateniente, por construcción de la realidad, constituye una parte clave en
la naturaleza en que se desenvuelve el subordinado.
Por su lado, Pierre Bourdieu, en su trabajo “Condición de
clase y posición de clase” ofrece un análisis más amplio y flexible respecto a
los límites del esquema marxiano de Poutlantzas, señalando que el componente
ideológico de las clases sociales no se determina exclusivamente por la
determinación en la división social del trabajo, lo que facilita la comprensión
de la relación entre “desclasamiento” y la figura del “facho pobre”: “Una clase
social nunca se define únicamente por su situación y por su posición en una
estructura social, es decir por las relaciones que objetivamente mantiene con
las demás clases sociales; también debe muchas de sus propiedades al hecho de
que los individuos que la componen entran deliberada u objetivamente en
relaciones simbólicas que, al expresar las diferencias de situación y de
posición según una lógica sistemática, tienden a transmutarlas en distinciones
significantes”.
De acuerdo a Bourdieu, “las acciones simbólicas siempre
expresan la posición social según una lógica que es la misma de la estructura
social”. Y aquí entra la figura de lo que se piensa es el desclasamiento, como
un símbolo que no sólo se significa a sí mismo, sino como que expresan un rango
en sistema de posiciones u oposiciones. El ser del “facho pobre” es ser identificado
como una distinción; no formar parte del grupo de los asalariados o,
simplificando, de los explotados por la división social del trabajo, hay un
afán de desmarcamiento a la situación de clase. Posición social y acción
simbólica, en el análisis de Bourdieu, abre paso a lo que se conoce como
“arribismo”.
De todos modos, los análisis de Poutlantzas y de Buordieu no
son aplicables al término del “facho pobre”, pues simplemente porque este es
juego de palabras más bien retórico, en vez de ser un concepto que abra espacio
a un análisis sistematizado. En rigor el fascismo nunca se ha identificado con
el capitalismo, sino que todo lo contrario: es una ideología totalitaria que
rechaza el orden del liberalismo político-económico. El fascismo nace como una
forma de socialismo. El que se asocie con la derecha política es producto del
propagandismo soviético en el contexto de la segunda guerra mundial, que
después fue trasladado con mayor fuerza por el discurso del Partido Comunista
en el exilio, en el contexto de la dictadura pinochetista. Más bien, el término
facho pobre dice relación con el pinochetismo y por los factores que explican
Poutlantzas y Bourdieu: la distinción entre determinación estructural de clase
y la posición coyuntural de clase, además de la comprensión del rol que juegan las
acciones simbólicas en un sistema estratificado.
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